miércoles, noviembre 30, 2005

La Inquisición

Capítulo III

La herejía de Lutero

Durante el reinado de Carlos V la Iglesia Católica se ve enfrentada a una de sus crisis más importantes, conocidas en la antigüedad como la “herejía de Lutero”, situación en la que intervino directamente el emperador en procura de obtener una reconciliación al interior de la Iglesia amenazada con un cisma mayor.

Martin Lutero nació en Eisleben el 10 de Noviembre de 1483. Descendía de una familia de humilde extracción campesina, lo que no fue problema para recibiera una buena educación. El año 1501, cuando contaba tan sólo con diecisiete años, se matriculó en la Universidad de Erfurt, licenciandose el 1502 y terminando un doctorado tres años después.

Luego de una fallida incursión para estudiar derecho, ingresó al monasterio de la orden Agustina en la misma ciudad de Erfurt. El año 1506 hizo sus votos de monje y posteriormente en 1507 se ordenó sacerdote.

Su amigo y consejero Johann von Saupitz, quien era vicario general de los agustinos lo introdujo en la educación universitaria licenciándose en Teología el año 1509, en la universidad de Wittenberg.

Los primeros indicios de lo que sería su posterior separación de la Iglesia Católica se producen cuando visita Roma el año 1510 representando a siete monasterios agustinos. Se cuenta que pese a observar una actitud extremadamente piadosa y de gran respeto, quedó negativamente impresionado por la vida mundana del clero de la Santa Sede.

Al regresar de su peregrinaje a la ciudad santa, reponía sus estudios en la universidad de Wittenberg doctorándose en Teología., asumiendo la cátedra de teología bíblica, la que mantuvo hasta su muerte.

Como estudioso de la teología, Lutero, llegó a convencerse que la salvación se produce por la gracia de Dios de todo aquel que la acepta por la fe. Pensaba que los méritos propios o las buenas obras no bastaban para salvarse. Y que la fe de salvación provocaba buenas obras en las personas.

Este fue uno de sus primeros enfrentamientos con la Iglesia a la que pertenecía, a los que luego


EL SANTO OFICIO

El año 1542, el protestantismo alentado por Lutero preocupa mucho al Papa Pablo III, quien ve a estos como una peligrosa amenaza por su penetración en Italia, estableciendo a iniciativas, entre otros, del cardenal Juan Pedro Carafa en Roma , la congregación de la Inquisición , conocida por muchos como la “inquisición Romana” y “el Santo Oficio”.

El Santo Oficio o inquisición romana, variaba en que especialmente se dedicaba a los temas internos y doctrinales de la Iglesia. Estaba en su origen constituido como tribunal por seis cardenales, entre los cuales, en el primer tribunal que se organizó, se encontraba Carafa.

Durante el primer decenio de actividades los trabajos fueron bastante modestos y alejados de la inquisición tradicional, de tortura y muerte, pero cuando el Cardenal Carafa asumió el papado bajo el nombre de Pablo IV en 1555, inició una persecución activa de todo aquellos que pudieran representar una desviación de la santa doctrina, cayendo bajo su mano obispos, cardenales, como el Inglés Reginald Pole, curas y monjas. Elaboró en 1559 un índice de libros prohibidos por atentar contra la fe y la moral.

Reginal Pole nació el 3 de marzo del año 1500 en Stafforsdshire. Era miembro de dos familias importantes de Inglaterra los Tudor y los Plantagenet. Su madre Margaret, era nieta del rey Eduardo IV de Inglaterra. Como prelado católico se opuso a la reforma religiosa de Enrique VIII, pese a que en el año 1530 había viajado a Roma para obtener la aprobación eclesiástica al divorcio de Enrique, que era su primo. En Italia el Papa Pablo III le hizo cardenal.
Enrique VIII puso precio a su cabeza, cuando se enteró que tenía contactos con sus opositores en los Países Bajos .En represalia su madre fue ejecutada el año 1541.
A la muerte de Eduardo Vi, quien era hijo y sucesor de Enrique VIII, Pole fue nombrado Arzobispo de Canterbury, el 22 de marzo de 1556,pero en el año 1558 el Papa Pablo IV le destituyó llamando a presentarse ante la Inquisición.
La Reina María, sobrina de Pole, intercepto la orden papal. Pole murió al poco tiempo, el 17 de noviembre de 1558.

Lo que pocos saben es que el tribunal del Santo Oficio se mantuvo activo hasta el año 1965, cuando el Papa Paulo VI atendiendo a numerosas quejas, le puso fin creando en su reemplazo la “Congregación para la doctrina de la Fe”.

GALILEO GALILEI

Fue el tribunal del Santo Oficio el que acusó y condenó a Galileo, en una demostración de la más supina ignorancia, en el año 1633.

Nació Galileo el año 1564, cerca de Pisa Italia el 15 de febrero. Su padre se llamaba Vincenzo Falilei, siendo un destacado músico de su época.

Inició sus estudios en la escuela de los monjes de Vallombroso, ingresando a la universidad de Pisa a estudiar medicina el año 1585, pero luego de cambiarse a estudiar filosofía y matematicas, dejó la universidad sin título alguno.

En 1589 se emplea como profesor de matemáticas en su ciudad natal, derribando al poco tiempo algunas teorías Aristotélicas, como su famosa demostración, refrendada varios siglos después por una de las misiones Apolo en la luna, que en un ambiente desprovisto de atmósfera, dos cuerpos de distinto peso caerían a la misma velocidad y no a velocidades diferentes o proporcionales a su peso como afirmaba Aristóteles.

Inventó un compás de cálculo para resolver problemas matemáticos, la ley de la caída de los cuerpos y la trayectoria parabólica de los proyectiles.

Sus problemas con la Inquisición se inician cuando coincide con las teorías de Copérnico que sostenía que la tierra giraba en torno al sol. La iglesia de esa época apoyaba la idea de Aristóteles y Tolomeo que el sol giraba alrededor de una tierra que no se movía y era eje del universo y de la creación.

El año 1614 un cura florentino denunció públicamente a Galileo y a sus discípulos por sus enseñanzas contrarias la doctrina. En una larga carta Galileo afirma que el conocimiento científico no puede interpretarse a la luz de la enseñanza bíblica, y que ninguna concepción científica debería convertirse en artículo de fe de la Iglesia.

A comienzos de 1616, los libros de Copérnico fueron censurados, en tanto que el cardenal Jesuita Roberto Belarmino, que siempre defendió a Galileo, le pidió que no insistiera en sus afirmaciones de que la tierra se movía en el espacio. El cardenal le pidió que utilizar sus conocimientos como hipótesis de trabajo e investigación, pero que se abstuviera de tomar en forma literal los escritos de Copérnico.

En 1624 pidió licencia de la Iglesia para publicar un libro que quiso titular como “Diálogo sobre las mareas”, seis años después se le autorizó a publicarlo pero bajo el nombre de Diálogo sobre los sistemas máximos”.

Pese a contar con autorizaciones oficiales eclesiásticas, igual fue citado a Roma por la Inquisición para procesarle acusado de “sospechas graves de herejía”.

Galileo fue obligado a abjurar de sus creencias científicas y condenado por la Inquisición a prisión perpetua, pena que le fue conmutada por la prisión domiciliaria. Los ejemplares de su libro fueron quemados y la sentencia de su condena leída públicamente en todas las universidades.

Galileo murió ciego, el 8 de enero de 1642 en Arcetri, cerca de Florencia.

La condena a Galileo no es, a nuestro entender, responsabilidad exclusiva de la Iglesia Católica, esa culpa es compartida por una serie de profesores universitarios, filósofos, probablemente envidiosos de la lucidez del gran científico. Ellos fueron los que argumentaron ante los teólogos para que le condenaran.

Recién el año 1979, el Papa Juan Pablo II abrió una investigación para revisar la condena de la Iglesia al astrónomo y físico. Casi 13 años después, una comisión especial reconoció el error e injusticia que se había cometido con Galileo.

La Inquisición sirvió muchas veces, especialmente en España, para ventilar viejas rencillas conventuales, incluyendo envidias y odios entre curas de una misma congregación, como es el caso de la disputa de los Inquisidores dominicos con el Arzobispo de Toledo, de su misma orden, Bartolomé de Carranza.

En el siguiente capítulo, en que de manera muy resumida se abarca los períodos de reinado de los Reyes Católicos y de su biznieto Felipe II, procuraremos mostrar qué fue este tribunal, que avergonzó a la Iglesia.

También, les quedará en claro que más que una acción institucional, fue obra de hombres que actuaron con propósitos absolutamente desviados de todo principio religioso o enseñanza Cristiana.

Podemos criticar, aunque resulta difícil hacerlo en el contexto de los tiempos modernos que vivimos, al Papado por su falta de persistencia y mayor severidad en actuar frente a los evidentes abusos. Sus protestas fueron débiles y sus acciones absolutamente nulas.