miércoles, noviembre 30, 2005

INVESTIGACION HISTÓRICA

La Inquisición (sus comienzos en Europa)


Introducción

Este es un trabajo desarrollado hace algún tiempo y no publicado.
Como tantas cosas que atañen a la religión puede tener diferentes interpretaciones.
Mi enfoque es desde el punto de vista de una investigación, principalmente efectuada en varios viajes a la Biblioteca Nacional de España, y a la lectura de libros de diferentes autores.
Espero que les sea útil. Apu.

Capítulo I

En la Historia Universal uno de los pasajes más dignos de estudio, es aquel que consigna la influencia de la Religión, las diferencias y persecuciones que marcaron el nacimiento de naciones, y en muchos casos, el destino de poblaciones y culturas que quedaron bajo el dominio del Imperio Español, desde el descubrimiento de América, hasta el advenimiento de la monarquía Francesa, con los Bonaparte.

En ese lapso de la historia, que va desde 1479 hasta 1810 aproximadamente, la influencia de las divisiones en la Iglesia Católica, como el protestantismo en una parte de Europa y el Anglicanismo en Inglaterra, desató una fuerte lucha por defender lo que se llamaba “la verdadera Fe”.

No fue, sin embargo, una lucha de enfrentamiento de ideas, por el contrario, alineó, tras las distintas posiciones, a Reyes, Reinas y Emperadores, que procuraron defender sus conceptos religiosos, políticas y de conveniencia, con la fuerza de las armas, la persecución y las más crueles represiones, en uno y otro bando.

Como uno de los elementos que intervienen en el convulsionado mundo Europeo de los siglos XIII - XIV y posteriores, nace la “Santa Inquisición”, que fue un importante medio para obtener recursos económicos y apartar a eventuales enemigos, en beneficio, fundamentalmente, de los soberanos reinantes.

Es conveniente establecer una importante diferencia en la Inquisición, aquella de origen medieval y la que posteriormente se implantó en España, adquiriendo gran fuerza, durante el reinado de Felipe II, y donde probablemente se cometieron las mayores injusticias.

Muchas de sus actividades estuvieron directamente ligadas a las luchas por el poder tanto material como espiritual. A ratos quienes tenían la responsabilidad de la salvación de las almas cambiaban sus roles confundiendo el cielo con la tierra, y las oraciones con la riquezas. Por otra parte estaban los Reyes que no querían dejarse avasallar por el poder de Roma, queriendo establecer sus propias visiones religiosos, confusas y muchas veces utilizadas como justificación para satisfacer sus ambiciones.

Nadie puede erigirse en juez de esta causa.
El fenómeno de la Inquisición es parte de un proceso en que los hombres no quisieron escuchar la verdadera palabra de Dios, y pretendieron arrogarse la virtud y la ciencia para interpretarle.

Al cerrar la puerta a la ciencia, a la investigación y al entendimiento, negaron lo más precioso de la creación divina, la capacidad del ser humano de pensar y descubrir por sí mismo la verdad de una revelación diferente a como tan equivocadamente la interpretaron.
La inquisición medieval fue puramente Religiosa, buena o mala, equivocada o no, pero se mantuvo bajo el control de Roma.

La segunda Inquisición siempre tuvo un componente de los estados. Su uso más que religioso , fue político, lo que le hizo desviarse mucho más de los propósitos originales que le concibieron, constituyéndose en un factor de odiosa persecución entre quienes sustentaban las mismas creencias, como más adelante el estimado lector lo podrá corroborar.

ORÍGENES

Sus orígenes más lejanos podemos encontrarlos en los inicios del cristianismo, aunque no con las características crueles y arbitrarias que le distinguieron durante la edad media. Los podemos apreciar en las divisiones de algunas Iglesias, especialmente en aquellas que conservaban en parte ritos de la religión Judía, como mantener la circuncisión, que trajo muchas disputas del apóstol Pablo con los hebreos, especialmente aquellos convertidos al Cristianismo. Los que querían observar el sábado como día de reposo o muchas de las leyes mosaicas, que Jesús cambió o reinterpretó durante su ministerio en la tierra.

Algunos no reconocían a la segunda persona de la Trinidad un carácter divino igual a Dios Padre, sino que un nivel inferior. Estos eran conocidos como los “subordinacianos”. Había otros que no distinguían a las personas de la Trinidad, sino que la interpretaban como modos distintos de una misma persona “modalistas”.

Varias “herejías” se conocieron en los primeros años de Cristianismo. Había quienes creían que la venida de Cristo sería inmediata y se prepararon para ese acontecimiento. Otro grupo “los milenaristas” sostenían que Jesús volvería a la tierra a pasar mil años con los “escogidos”. Por su parte el “arrianismo” y el “macedonismo” se dedicaron a atacar la idea de la Trinidad. Finalmente los “peligianistas” negaban la encarnación de Cristo.

En la Iglesia primitiva de los primeros cuatro siglos después de Jesucristo, quienes eran acusados de herejía sufrían la pena de la excomunión, vale decir quedaban excluidos de la Iglesia, y desde el punto de vista espiritual condenados.

Como “Herejía” se define todo lo que atenta contra el dogma de fe, los conocimientos, tradiciones, sacramentos, rituales y usos de la Iglesia Católica.

Cuando los Emperadores Romanos, desde el siglo IV en adelante reconocen el cristianismo como religión oficial del Estado, la herejía adquiere una dimensión diferente, y quienes eran acusados de tal hecho pasaban a constituirse en enemigos de este, especialmente cuando sus acciones heréticas provocaban desorden público o actos de violencia.

El Papa Inocencio III , en el siglo XII, promulga la primera legislación punitiva como respuesta a una herejía surgida en el sur de Francia conocida como la doctrina “albigense” .La práctica de ella le pareció al sumo pontífice lesiva para el matrimonio y otras instituciones de la sociedad, organizando una cruzada en contra de los integrantes de esa comunidad. Sus esfuerzos se centraron También en la acción de sacerdotes que procuraron predicar la verdad del evangelio, procurando evitar la propagación de doctrinas falsas como la señalada.

Inocencio III (1160-1216), fue Papa entre los años 1198 y 1216. Su nombre era Lotario de Conti di Segni, hijo de un antigua familia de la nobleza Italiana. Estudió Teología en la Universidad de Paris, y aún cuando no había ejercido como sacerdote a los 37 años fue elegido Papa , por la unanimidad del Colegio de Cardenales, reemplazando al fallecido Papa Celestino III, declaró dos cruzadas, una para perseguir a los albigenses, en el sur de Francia y la IV Cruzada donde una parte de sus integrantes, el año 1204 se desviaron a la ciudad bizantina de Constantinopla y la saqueándola. Este hecho provocó enormes divergencias entre las iglesias griega y latina.

Los albigenses eran fervorosos seguidores del “maniqueísmo dualístico”, y derivan su nombre del pueblo de Albi, en el sur de Francia. Los albigenses creían que la existencia discurría entre dos dioses; un dios del bien y otro del mal. Se dividían en dos grupos, los creyentes y los perfectos, estos últimos llevaban una vida de gran ascetismo.

La denominación “maniqueísta” viene del inspirador de esa doctrina el sabio Persa Mani, nacido el año 216 d.c.Durante su infancia, a los 12 años y posteriormente a los 24 años, cree tener visiones en las cuales un ángel le designa profeta de una nueva revelación. Se proclama a sí mismo como el último de los profetas junto a Zoroastro, Buda y Jesús.

Su doctrina fundamental se basa en un Universo dividido entre la lucha del bien y del mal. Su doctrina se extendió a China, al imperio Romano y al Norte de África. San Agustín, considerado el mejor teólogo del siglo IV fue “maniqueísta” durante nueve años, antes de convertirse al cristianismo.

En las enseñanzas de Mani se basaron los albigenses, bogomilos y paulicianos, todos grupos heréticos para la Iglesia que fueron cruelmente perseguidos.

Sin embargo, la Inquisición no se inicia formalmente hasta el año 1231, cuando el Papa Gregorio IX, dicta los estatutos “Excommunicamus”. En ellos el Papa procede a reducir la responsabilidad de los obispos en los asuntos de ortodoxia, y somete a los “inquisidores” a la autoridad a la jurisdicción pontificia y estableció severos castigos a los transgresores de la fe.

El Papa Gregorio IX nacido el año 1147, ejerció el papado desde 1227 al 1241 año en que fallece. Se le considera el fundador de la Inquisición. Su nombre era Ugolini de Segni, nacido en Agnani. Estudió en París y Bolonia, su tío era el Papa Inocencio III, quien le nombra Cardenal el año 1198. Fue amigo personal de santo Domingo de Guzmán y de San Francisco de Asís. Mantuvo permanentes conflictos con Federico II a quien excomulgó por no cumplir la promesa de encabezar una cruzada.

El cargo de inquisidor fue asumido en un principio por los monjes Franciscanos y Dominicos, aunque finalmente prevalecieron, especialmente en España los religiosos de esta última orden, tanto que Santo Domingo era reconocido como el patrono de la Inquisición. Se estimó que ellos eran los más indicados para sumir esta “ardua” tarea por su preparación religiosa como por el desapego demostrado a las ambiciones mundanas.

Algunos historiadores señalan que el motivo que hizo al Papa Gregorio IX poner bajo su dirección a la Inquisición, era el temor a que Federico II, emperador del sacro Imperio Romano, asumiera esa tarea y la utilizara con fines políticos.

Federico II vivió entre los años 1194 y 1250, era emperador del Sacro Imperio Romano, Germánico y Rey de Sicilia donde se le conoció como Federico I.
Cuando fue coronado, Federico hizo una serie de promesas a la Iglesia, entre ellas el voto de emprender una cruzada a tierra santa. Finalmente el año 1227 decide dirigirse a Jerusalén, pero a los tres días de su partida regresa aduciendo una enfermedad, por lo cual el Papa Gregorio IX, de quien ya hemos hablado, procedió a excomulgarlo.
En el año 1245 el Papa Inocencio IV volvió a excomulgarlo, luego del concilio Lyón. Este Papa había debido huir a Francia ante las disputas violentas que mantenía con Federico II.

En sus orígenes la Inquisición solo estaba circunscrita para actuar en Alemania y Aragón, donde sus encargados se dieron a la tarea de encontrar herejes con gran afán.

Dos inquisidores, a quien el Papa nombrada directamente, eran los responsables de cada tribunal, contando con una serie de funcionarios que cumplían diferentes tareas, como notarios, alguaciles y otros.